Elogio del neurótico.
A diferencia de muchos que nunca se analizaron y creen que un
analista “empuja” al sujeto al goce sin ley; el analizante va
comprendiendo que de lo que se trata es de responsabilizarse del deseo. Es
decir; de aceptar
la Ley. De subjetivarse; lejos de desculpabilizarse. El analista no es un
sacerdote. El psicoanálisis no es una religión. Y aunque el neurótico –aún
creyéndose ateo- sea un religioso nato, “el análisis puede ser capaz de
hacer un ateo viable, es decir alguien que no se contradice.” (J.
Lacan, Entrevistado por alumnos de la Univ. de Yale 24 de
noviembre de 1975 Publicado en Scilicet Nº 6/7, 1975) El sujeto
debe hacerse responsable de sus fallidos, de sus sueños, de su síntoma. (Y la
pareja es un síntoma del sujeto, por ejemplo.)
(…)
Jacques Lacan fue un genio, no sólo porque fue el único que supo
leer a Freud, sino porque en esa lectura encontró el borde entre el deseo y la
muerte. Cito, “Kant con Sade”, 1963: "El deseo, lo que se llama el
deseo, basta para que la vida no tenga sentido si produce un cobarde”.
El neurótico sentado frente al analista no es un cobarde. No
huye. Pero es el-deseo-del-analista quien, con su lectura, debe producir
un sujeto atado, vía castración, a su deseo. Es decir: un (a)trevido. Antígona
fue una heroína porque no cedió ante su deseo. Nuestros poetas son “mártires
del lenguaje” por eso no pueden dejar de demandar. Y por eso vienen para
ser amados. Porque no hay neurosis que no sea infantil; ergo: no hay adulto que
no muestre su infantil inocencia de (a)huecarse en el Otro. No saben, no pueden
saber, no quieren saber, de aquello que alguna vez Borges pronunció con su
genial pluma (J.L.Borges, Baruch Spinoza/2, Moneda de hierro, 1976):
“El más pródigo amor le fue otorgado,
El amor que no espera ser amado.”
Marcelo A. Pérez
Extracto Artículo Publicado
En Revista Campo Grupal
Edic. Feb / 2015 Nro. 174.
Buenos Aires.
ARTE:
Marcov Ilustraciones
marcov-ilustracion.blogspot.com.ar
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El autor expone en Plaza Serrano, Bs. As.