Donde hay silencio, hay granos que moler...
–¿No pensaba dedicarse al psicoanálisis?
–A veces en
el seminario de Desanti hablaba de mis lecturas de Lacan. En esa época estudié
a Chomsky, el lingüista, con una amiga. Yo le enseñaba lógica y ella
lingüística. Todo eso era muy cercano a Lacan pero aún yo no lo conocía
entonces. Desanti de golpe me dice que Lacan iba todos los días a su casa y le
planteaba un montón de preguntas y como en esa época yo tenía una buena cultura
general en matemáticas Desanti me dijo: “Usted podría contestar perfectamente a
las preguntas de Lacan. ¿Me permite que yo le dé su número de teléfono?”. El
esperaba liberarse de Lacan. Yo estaba maravillado. Sobre todo porque mi novia,
la que me había hecho leer a Reich, me había dejado. Estaba en estado de
descomposición física, económica y social completa. Quería responder a algunas
preguntas fundamentales y estaba muy mal, mi abuelo se murió, me instalé en la
casa de mi abuela porque el departamento estaba casi vacío y en ese momento Lacan
me llamó por teléfono. Mi abuela me dice: “Es la secretaria de un señor Lacan,
dice que te quiere hablar”. Yo estaba muy contento, mi abuela no entendía nada.
Agarro el teléfono y Lacan empieza a hablarme con esa voz muy dulce, muy suave,
baja y me dice: “¿Usted puede venir a verme?” (…) Así fue como fui por primera
vez a la casa de Lacan en la calle Lille. (…) La primera vez que lo vi la
secretaria me abre la puerta, me hace pasar a la sala de espera donde había dos
personas. Una estaba muy nerviosa, se paraba y se sentaba todo el tiempo.
Esperé y al cabo de un momento noto que la puerta se abre un poco y aparece de
golpe la cabeza de Lacan para mirar. Luego la retira y se va. Luego viene a
buscarme a la sala de espera y me dice: “Vamos a almorzar”. Nos sentamos
enfrente de su consultorio y comenzó a hacerme preguntas, me hizo pasar un
examen. Me preguntó qué es un cuerpo arquimediano, que es el cuerpo de los
números reales, y como yo era bastante joven e impertinente y había una disputa
en París en 1971 entre epistemología genética y el estructuralismo, le pregunté
a Lacan: “¿Qué piensa usted de la epistemología genética?”. Que era Piaget y
toda la gente que escribía en contra del estructuralismo. Lacan se endereza,
pone su mano en la cadera y me dice: “No es mi tipo la epistemología genética”.
Eso es todo. Era divertido.
–¿Le pidió entrar en análisis?
–Sí y en
menos de un año estaba en una transferencia que estaba pegado al techo. La
transferencia es lo que define al psicoanálisis. ¿Por qué se le dice a un
paciente que hable? Freud no era para nada libertario ni anarquista ni lo era
Lacan, no se exige en el psicoanálisis ningún reglamento, ninguna vigilancia,
ninguna evaluación, porque se quiere una libertad de palabra absoluta sin
coerciones. ¿Por qué? Porque el sujeto va a chocar con una situación en que no
puede hablar y es eso lo que se espera. La transferencia es el hecho de que no
se puede decir todo, cuando deviene urgente decir algo y uno no lo dice, uno empieza
a hacer un montón de cosas excéntricas, se hacen cosas en lugar de las
palabras. Se le pide que hable para esperar a cuando él se calle. En el
psicoanálisis lo más importante es el silencio, lo que no se puede decir. No es
como dicen los curas o los psicólogos, que la palabra tendría una sustancia
mágica que a uno le permitiría liberarse o aliviarse como si uno estuviera
constipado. Allí donde hay silencio uno sabe que hay granos que moler. El
análisis es aprender a leer en la confusión. Yo estaba en esa situación,
después de la separación de mi novia más la muerte de mi abuelo más el
encuentro con Lacan. Yo hablaba con Lacan de matemáticas pero yo quería
hablarle de otras cosas y no me daba cuenta. Y alguien me dijo: “Vos estás en
plena transferencia”: Le hablé por teléfono a fines de julio de 1972, lo fui a
ver y me recibió en su casa, en su dormitorio, y ahí le dije que yo quería
hacer con él un análisis y él estaba tan contento y emocionado que se le
rompieron los anteojos. Me dijo que volviera en septiembre y me pasé los días
de julio y todo agosto en una especie de esquizografía, llené todos unos
portafolios con papeles escritos. Estaba apasionado por el trabajo con Lacan.
Jean Michel Vappereau
Matemático / Psicoanalista.
Extracto Entrevista de Sergio Kisielewsky para Página/12
"El análisis es aprender a leer en la confusión"
25-OCT-2010 Buenos Aires, Argentina.
ARTE:
Stefaan De Croock [Strook]
Bélgica