Entrevista / Tiempo Argentino
Argentina es uno de los países más psicoanalíticos
del plantea. Buenos Aires, la segunda ciudad –después de París-, con más
psicoanalistas por habitante. “Complejo de Edipo”, “Acto fallido”, “Una mujer
muy castradora”, son frases que se escuchan todos los días, hasta en la
televisión (y hasta de la boca de nuestras tías), lo que no hace sino mostrar
la influencia que tuvo el invento de Freud y de Lacan en nuestras pampas. Todo
cambió desde hace por lo menos un lustro, con el avance de la psicología
conductista o comportamental, proveniente mayormente de Estados Unidos, que ofrece
terapias más rápidas y “eficaces”. La traducción en Argentina de un libro hecho
por psicólogos conductistas, El libro
Negro del Psicoanalistas (2007) fue una bomba en contra de Freud, porque se
acusó al psicoanálisis de los peores crímenes, en especial de ser inocuo ante los
casos graves, y peligroso ante los casos
light, esos de histeria femenina o
masculina, pero siempre salida de las clases medias.
“Hay
personas que se alinean a una única lógica única. Que quieren que
otro les diga qué hacer, que los conduzca por la vida, y en lo
posible que les den pastillitas. El término ‘conductismo’ lo dice todo: a veces
es mejor que maneje el otro porque quizás la lógica del
otro sea más acertada con algún parámetro de felicidad. Las
terapias conductivas pretenden la
Salud del sujeto. Y no es que nosotros
no queramos que el sujeto sea feliz, pero ahí está el
problema. La felicidad no viene en cajas de aspirinas ni
en fórmulas”.
Quien responde es el psicoanalista Marcelo Augusto
Pérez, con posgrado en filosofía en la Universidad de Buenos Aires, y que, curiosamente,
es seguido por miles de personas en toda Latinoamérica merced a las clases
sobre psicoanálisis que sube periódicamente a YouTube, y a su propio Site.
- ¿Pero por qué tienen tanto éxito
esas terapias, y por qué se toman cada vez más pastillas?
- Las
terapias conductivistas avanzan por un efecto de sugestión y normatividad donde
la gente cae amparada por el horror que les causa que muchas veces lo que
deseamos no es lo ideal. El conductismo trata de hacer un ser humano
robot, y como hay sujetos a los que les encantaría ser perfectos-aparatos,
en ellos genera un efecto rápido.
- ¿Y qué hacer, entonces?
- Justamente
“en-carar” un dispositivo analítico, donde hay que responsabilizarse con
el desafío de un deseo que toma al sujeto. Y hay un YO que
no se adapta ni es autónomo, es un valor admirable en cada analizante.
- ¿Por qué hay tantos psicoanalistas en Argentina?
- Creo
que no habría tantos analistas si tantos analizantes no nos
permitieran seguir creyendo que Freud no estaba equivocado. Ellos son los
que nos autorizan a interpretar su discurso y el tejido con que
sus sueños lo toman. Shakespeare decía que somos del mismo material con
que se tejen nuestros sueños.
- ¿Qué tiene para responderle
el psicoanálisis al conductismo en psicología?
- El
conductivismo supone una dualidad mente-cuerpo, que es el problema de toda
la filosofía antigua e incluso del Freud cartesiano. Y no hay tal. Lacan
llego a decir más o menos así: “¿de dónde sacan esa cosa de una mente separada
de un cuerpo?” Y no es que estén juntas, simplemente no existe
esa dualidad.
El cuerpo del conductivismo es como una máquina que responde a condicionamientos. Una máquina no sufre, no hace un duelo, no demanda nada.
El cuerpo del conductivismo es como una máquina que responde a condicionamientos. Una máquina no sufre, no hace un duelo, no demanda nada.
Esta psicología ve como una falla de estructura que una
persona en duelo, por ejemplo, pueda no reconocer a su ex pareja en una
foto o no reconocerse él mismo en un espejo, sin por eso ser
un psicótico: porque el YO no quiere saber. Por eso cuando un analizante hace
un fallido puede a veces decir "yo no lo dije"- El YO
no quiere saber nada del deseo, y la concepción Máquina le viene bien
al conductivismo porque hay sujetos que se empecinan en ser una
maquina perfecta.
- ¿Por qué usted eligió ser psicoanalista?
- Hoy
podría contestar por su estética, por la ética con que aborda el dolor humano,
porque apuesta a sostener lo que causa al sujeto, su deseo. Porque trabajamos
con la singularidad. El laburo de un analista es muy particular: un sujeto se
dispone semana tras semana llevarle su dolor (y también sus logros) a otra
persona durante muchos años… e incluso paga por eso.
- ¿No se choca el psicoanálisis
con las nuevas tecnologías, el hecho de psicoanalizar a alguien on line, o lo
que usted hace, ofreciendo clases gratuitas por Internet?
- Lo de ofrecer una sesión on line yo no lo haría, o
lo haría solo luego de haber realizado una vasta sesión personal, y solo en
casos extremos. Lo de las clases es algo que me parece bien, porque yo no
puedo deplorar los avances, y los beneficios que otorgan las nuevas tecnologías,
como lo es subir clases gratuitas a Internet, y compartir el conocimientos, y
las dudas, con los demás.
"La felicidad no viene en aspirinas"
Nota de Contratapa de Sergio Di Nucci
Nota de Contratapa de Sergio Di Nucci
para Tiempo Argentino
Buenos Aires, Miércoles 9 - Julio - 2014
ARTE:
Maggie Taylor
El lector / 2002
Lo hago una y otra vez / 2006