Las teorías sexuales infantiles... O la realidad clínica del neurótico.
“...Ya no creo más en mis neuróticas (...) en
lo inconciente no existe un signo de realidad, de suerte que no se
puede distinguir la verdad de la ficción investida con afecto (Según
esto quedaría una solución: la fantasía sexual se adueña casi siempre
del tema de los padres)."
Sigmund Freud
Carta 69, a Wilhelm Fliess
Publicaciones prepsicoanaliticas y manuscritos inéditos en la vida de Freud.
Tomo I, Ed. Amorrortu.
-Extracto-
"La verdad del mito no es buscada por Freud en la realidad de los hechos,
sino, como dirá Lacan (...), en las compulsiones del neurótico y en las teorías sexuales infantiles. Entiéndase, diría Freud, no sé si los acontecimientos sucedieron o no en la noche de los tiempos, pero como psicoanalista si sé que suceden en las fantasías de los hombres, y eso para mí es suficiente realidad."
Héctor López
La instancia de Lacan; vol. II, EUDEM, 2009.
-Extracto-
Oscar Masotta nos recordaba a Freud y a Lacan con un apotegma tan agudo como conceptual: El Sujeto está estructurado como un chiste. Bien: acá tenemos los dos ejes que definen al parlêtre:
el Sujeto tiene una estructura y esa estructura es homologable a un
chiste. Primero: que tenga una estructura quiere decir que hay una
disposición de variables en juego dentro de un marco previo que lo
constituye el Lenguaje. Estas variables se organizan, sabemos, con un
pivote que la soporta y que fue uno de los descubrimientos freudianos
por excelencia: el falo. Sin el significante fálico, es
imposible organización alguna a lo que al Sujeto atañe. Segundo: que
esa estructura se homologe al chiste implica diferenciar lo cómico del
chiste en sí. El chiste -para ir simplificando- lo entendemos desde
Freud como un acontecimiento de lo inconsciente, por lo tanto no es un
simple chascarrillo guionado hacia un pùblico-oyente en actitud pasiva:
el chiste convoca a dos sujetos -y si me apuran digo tres- en posiciòn
de barrados donde importa más la enunciación (cómo se enuncia) que el
enunciado (lo que se dice) y fundamentalmente, el chiste tiene un
producto: la falta. El chiste produce un des-encuentro al
mejor estilo del fallido; de ahi que Freud lo consideró dentro de las
cinco manifestaciones de lo inconsciente. Ese absurdo, esa doble
polisemia del chiste; es lo que hace que la risa no sea producto de una
conclusión dramática sino de lo más íntimo del núcleo del ser. Casi se
podría decir que en vez de angustiarnos, nos reímos como consecuencia de
algo inesperado, que -parafraseando a Lacan cuando define lo
inconsciente- faltó a la disposición del sujeto para restablecer la
continuidad de su discurso.
Ahora,
lo que me interesa destacar -ya que respecto al chiste freudiano se ha
dicho muchísimo- es el nexo entre esta agudeza inconsciente y el
fantasma -obviamente también regido desde lo inconsciente- por el cual
el sujeto es tomado. Uno podría concluir: el sujeto está estructurado
como un chiste porque el fantasma es un chiste. ¿Por qué?
Bueno:
no solamente porque el fantasma tiene estructura novelezca, es un guión
con tres escenas bien definidas (real-simbólico-imaginario) sino porque
cada fantasma -y lo digo así de simple- nos hace reir. Cada sujeto
-tomado por una novela que "se construyó" para ser amado (y más que
tomado diría, creído; es decir: aceptado como la manera de su Ser-en-el-Mundo; y más que creído diría, tragado) termina por haciendonos reír por cuanto no hace más que mostrarnos -a inconsciente abierto- el modo cuasi trágico de su faceta de goce que, muchas veces, termina por engullirlo.
Marcelo A. Pérez
Tomado por el fantasma
Febrero / 2012 -Extracto-