El inconsciente amor...
“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y
casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se
pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los
huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la
eligen porque la aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la
elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a
calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.” Julio Cortázar, Rayuela.
Por eso en el primer capítulo del libro cuando comento la frase de Phileppe Sollers en la que dice que “el amor es clandestino” es en este sentido. Hay
algo absolutamente no sabido en el momento que eso ocurre. El sujeto no
lo tiene en su mano, ni lo puede manejar, ni lo puede elegir como quien
elige comprase un IPhone o un coche. Y es precisamente en esta época
donde se pretende pensar la cuestión de la elección amorosa de esta
manera, como quien elige un sofá. Por eso es muy interesante como
Cortázar lo expresa: “creen que la eligen y luego la aman, cuando en
realidad es un rayo que te parte”.
(...)
Cada uno de nosotros nos hemos encontrado con esa imposibilidad, la
hemos captado, la hemos vivido y entonces respondemos construyendo algo
de una u otra manera. Con esa construcción vamos por la vida. Lacan dice en ‘Encore’ [Aún] que se trata del encuentro entre dos exilios.
Mi marca del exilio de la relación sexual encuentra una sintonía con la
marca del exilio de la relación sexual del otro. No se sabe muy bien
porque ocurre así, pero no es con cualquiera que eso sucede. Y ahí está
la diferencia por ejemplo entre el amor y el deseo. Uno puede desear y
puede cambiar de un objeto a otro.
El
deseo tiene muchas posibilidades de sustituir un objeto por otro, por
eso el capitalismo va muy bien, te dan un Iphone3, y después quieres un 4
y un 5… Como dice Lacan se trata de una metonimia, va de uno a otro, de
uno a otro. ¿Pero cuándo se fija ese deseo? ¿Por qué con uno ese deseo
se transforma en amor? ¿Por qué con esa persona y no con otra? Ese es el
punto milagroso de la transferencia, del amor y también es su punto
enigmático. Por eso ese encuentro tiene que ver con la marca, con la
marca singular, ya no tanto con las determinaciones edípicas que es más
fácil que caigan en la dependencia. La marca singular de cada uno es la
que es más difícil de entrever, de poder captar, es a lo que Lacan llama
sinthome, es decir es ese singular de cada uno, es una manera de
respuesta de cada uno, mucho más fija y que insiste en escribirse de la
misma manera una y otra vez.
(...)
El problema es cuando eso de lo imposible está forcluido. La socióloga Eva Illouz en sus libros, -de los cuales me interesan sus descripciones de campo más que su visión en la que tenemos opiniones muy distintas-, lo describe bien. Illouz habla de como todo se ha psicologizado y se cree en una elección como si se tratara de una decisión consciente y voluntariosa, lo contrario de lo que plantea Cortázar. Se repudia toda la idea de inconsciente y se trata entonces de elegir bien, como si eligieras el mejor sofá. Y teniendo eso como referencia, comenta ella, cualquier pérdida en el amor, cualquier historia que termina se acaba convirtiendo en un fracaso para “el yo”, se termina traduciendo en un fracaso de orden vital. La pregunta es siempre. ¿Por qué has fracasado? Se centra en el paradigma de que los sujetos no “han sabido hacerlo bien”, no han sabido elegir, es una mala elección, etc. Pero puede que haya sido una experiencia magnifica, puede haber sido un amor muy intenso que te deja cosas muy importantes para la vida, una experiencia que te ha lanzado a hacer otras cosas y te abrió otros campos y, sin embargo, que en un momento dado se termine y tener que sufrir el final de eso y aceptarlo e incluso de ahí también sacar consecuencias y encontrar fórmulas. No se trata de psicologizar la pérdida en el sentido de: igual que viene usted a curarse de la falta de erección o de la eyaculación precoz, venga usted a curarse de sus malas elecciones, y conéctese en la página de Meetic que tenemos unos perfiles estupendos que vienen muy bien para su “yo ideal”. Ese estilo de elecciones buenas para que la cosa salga bien es una absoluta falsedad, pero sobre esa falsedad se sostiene todo eso.