Pulsión de Muerte: De Freud a Lacan.
¿Qué implica considerar a
la Pulsión -ese concepto Fundante (Grundbegriff) para Lacan- como única
y de muerte? Ante todo –creo- entender que la "enfermedad" es del
lenguaje. Que el sujeto enferma porque habla. La "enfermedad"
es cultural porque la Pulsión es cultural, porque no hay nada
"natural" en el ser que habla. Y la "enfermedad"
-justamente- es el máximo representante de la finalidad de toda pulsión: el
goce; Freud dirá: "La enfermedad es goce masoquístico". Por
eso "las histéricas de antes" hacían cegueras o parálisis y hoy van a
la mastectomía o una histerectomía. No descubrimos hoy que la escucha clínica
devuelve casos de histerias notables donde el quirófano se solicita -sobre
todo- para las zonas genitales. Lo que se pone en juego para el ser que habla,
es una concepción del cuerpo gozante, del cuerpo que -a partir del
significante, causa del goce- abre la dimensión del más allá del
principio del placer. Entender que si hablamos de “Pulsión de vida”
estaríamos avalando la traducción de Instink y no de Trieb.
Porque las pulsiones son –justamente- el opuesto a los instintos. Y el
instinto, por definición, es de vida. (Por eso el animal logrado no
enferma: nadie –excepto un veterinario que se ocupa de animales domesticados,
atravesados por el lenguaje humano, como la vaca o el conejo- ha visto un
animal enfermo. El animal-logrado nace, se reproduce y muere. No hay
animal (y el ejemplo lo observamos inmediatamente en los de sangre-fría, en una
hormiga o una cucaracha) que padezca de enfermedad alguna. Porque, como
dijimos, el significante es la causa del goce y en la Cultura no existen más
que ellos: los animales no tienen ni frío ni calor (¿se ha visto acaso una rana
con poncho o un cacholote con sobretodo?) ni saben del día ni de la noche; que
-como bien nos dice Lacan en el seminario III- son meros significantes. Y
finalmente, comprender que el psicoanálisis es la clínica; y que tanto Freud
como Lacan han llevado –desde esa clínica- los conceptos a sus letras. Y que se
han encontrado que, lejos del principio del placer y de la autoconservación,
encontramos a un sujeto que encuentra goce en su malestar.
(...)
Ahora: cuando hablamos estrictamente de acto pulsional o se escucha
decir “eso es pura pulsión” o “le ganó la pulsión”, en general
nos estamos refiriendo al acting donde el sujeto se desborda por la
imposibilidad de responder (con los significantes antes mencionados) a la Demanda:
es decir, el fantasma - “lo que (creo que) soy para (que me ame) el Otro” -
no le alcanza y reacciona en consecuencia. Cuando hablamos de acto pulsional
hablamos de algo que no puede ser simbolizado (vamos a decirlo así: hablado),
y por lo tanto es actuado. De ahí la perentoriedad que caracteriza a la
Pulsión: no hay tiempo que perder, el goce no se puede aplazar: si no lo
hablo, lo actúo. (¿Y la Ley, y la Castración? Mutis por el foro.) El matema lacaniano de
la pulsión ($ D) inscribe la afánisis en que
el Sujeto se percibe: engullido, sin salida, desapareciendo, frente a la
Demanda que no puede sostener. Es decir: la Pulsión no termina de anudarse a lo
simbólico y muestra su puñalada real -vía Tyché-
fragmentando el imaginario con el cual el sujeto se sostiene. Como
dijimos up supra: la Pulsión siempre pide pista; en algún lado aterriza
sí o sí, porque la satisfacción es su meta, por eso su tiempo es activo y su
gramática siempre se vincula con el tercer tiempo de la voz pasiva, el
"hacerse": chupar (oral), cagar (anal), mirar (escópica),
escuchar (invocante).
(...)
La Pulsión es la prueba de que no alcanza con la leche, de que el bebé
sigue succionando el pezón porque se pone en juego el goce y no la
alimentación; es decir: de que no es lo mismo alimentarse que cenar a
la luz de las velas tomados de la mano. La Pulsión es la prueba de que no
es lo mismo manejar un coche que manejar “el coche de papá” o “el BMW
súper sport”. La Pulsión es la prueba de que el bebé-neurótico
prefiere ir de caza que cazar; que muchas veces es más gozoso estar un par de
horas bajando y subiendo la caña sin nada en la red, que agarrar el pescado y
tener que ir a cocinarlo. La Pulsión es la prueba que el significante es el
destino y que justamente a falta de uno, a falta de un título, el sujeto
produce su angustia. (Por eso angustia más el día que nos vemos con el título
en la mano, que el día que damos la última materia: porque ahí –ya con el
título- nos damos cuenta que “no hay título” que cubra lo que llega. De ahí que
el ilusorio diploma de la Facultad, hace que nuestro ilusorio Yo se crea
ilusoriamente unificado por un rato: y el sujeto lo enuncia con su Ser: “soy
abogado”).
Marcelo Augusto Pérez
Pulsión de Muerte: ese pleonasmo.
Extracto Artículo:
www.psicocorreo.blogspot.com.ar/2013/09/pulsion-de-muerte.html
Pulsión de Muerte: ese pleonasmo.
Extracto Artículo:
www.psicocorreo.blogspot.com.ar/2013/09/pulsion-de-muerte.html
Agosto / 2013