Narcisismo y Pulsión
Hola Marcelo. Me resulta mas que claro la
manera de exposición que usas en tus videos y sobre todo te escribo por el
articulo último sobre el modelo óptico. Me quedé pensando un par de cosas que
quería compartirlas contigo para que me des tu criterio. Está muy claro la
simbolización del ramo de flores (no puedo dejar de enternecerme cuando veo esa
foto de Jirafales que posteaste): las flores, que están por debajo de la caja
del lado del espejo cóncavo, después salen a florecer del otro lado, como si
realmente estuviesen en el florero y, a la vez, después de atravesar el espejo
plano, todo parece estar unificado: flores y jarrón... ¿uno podría decir:
cuerpo y deseo? Por otro lado se me plantea una paradoja. ¿Cómo puede ser que
el sujeto necesita caer para estar de pie? Finalmente, cuando hablas de
necesitar un Maestro, creo entender la diferencia fantasmatica, podrías decirme
cual sería para vos la diferencia técnica? Gracias por todo! F. V.
Hola. Es
correctísimo lo que enuncias hasta la primera pregunta. Con respecto a esta
misma, yo diría que, más que el deseo, se trata de la unificación de las
pulsiones. (En otro artículo sobre Pulsión que en breve postearé vuelvo sobre
esto.) Si bien es cierto que Lacan coloca por debajo de la caja el objeto-a, y
también después del espejo plano, la unificación que tratará de lograrse es
sobre el YO, es decir el YO pulsional. Con la fuerza concomitante que tiene la voz
y la mirada del Otro (Espejo Plano) para la imbricación pulsional respectiva.
De allí que el sujeto se vea felizmente unificado y de allí que, al perderse su
imagen -al inclinarse el espejo- intente defenderse. Cuanto más inseguro, más
desprotegido, se encuentre el sujeto, más intentara defenderse con su YO. El real
pulsional debe anudarse con lo simbólico y con lo imaginario. Y esto, como
sabemos, ocurre una vez atravesado el Espejo Plano, es decir el Otro de la Ley.
Voy a
citarme a mi mismo en el artículo sobre Pulsión que todavía no he posteado: "La Pulsión es un recurso, una respuesta real
del cuerpo ante la imposibilidad del sujeto de responder de otro modo a la
Demanda. (Y aquí sí también coincidimos con Norberto Rabinovich cuando nos dice
que la Pulsión es la respuesta que el sujeto actúa por la imposibilidad de
responder a la Demanda del Otro.) El sujeto se desvanece en esa Demanda, queda
acéfalo, y la pulsión se dispara con acciones donde el sujeto se pierde. Las
frases que se escuchan son típicas: "no se porque lo hago", "no
se que me paso", "es más fuerte que yo", "no puedo con mi
impulso", etc. Es decir: sabemos que la Pulsión está en la
Palabra, en el síntoma, en la creación de una obra, de un texto, en fin: en
todas las acciones humanas; pero estrictamente hablando cuando decimos
"gana la pulsión" decimos "pierde el sujeto (de deseo)".
Como siempre decimos: no es lo mismo colocar la Pulsión en un goce adecuado (la
oral en un discurso, por ejemplo) que en un goce que termina en la parrilla (la
oral, comiéndome una heladera a las dos de la mañana). Como se ve rápidamente,
el real pulsional debe anudarse con lo simbólico y con lo imaginario. Y esto,
como sabemos, ocurre una vez atravesado el Espejo Plano, es decir el Otro de la
Ley. Si encontramos sujetos "pulsativos" (como le gusta
llamarlos a la psicología) es justamente porque pretenden zafar de esa Ley,
apostando todo a un goce pleno. Esto obviamente no es consciente: son sujetos
que tienen comprometida la Metáfora Paterna, por eso no es aventurado pensar
que al analista se le paga para que inscriba algo en ese orden. Esto es
lo mismo que leer el matema lacaniano de la Pulsión como: (S D) el
desvanecimiento del sujeto ante la Demanda. (La Pulsión es muda –y va
directo hacia el goce- mientras no se la escucha.) Entonces: lo que hace que el
sujeto sea acéfalo al punto de pulsionalizarse (si se me permite este término)
–acéfalo de su deseo- es que la Demanda no puede ser escuchada, no encuentra
continente. El sujeto se hace mierda. (Volvemos aquí a la función del analista
de la que hablábamos al comienzo. Con esa mierda, el sujeto llega a un
análisis.)"
Acá yo
articularia la cuestión del maestro que me preguntas. En realidad diferencia
técnica no hay, al menos si te referís a diferencia técnica de trabajo. No pasa
si uno sabe más que el otro o incluso "enseña mejor" o su estilo,
etc. Pasa, justamente, por la diferencia fantasmática. Un maestro tiene un brillo fálico que
un profesor no. A un profesor el sujeto lo oye, y a veces ni siquiera. A un
maestro el sujeto le responde, lo escucha. A un maestro se lo elige
permanentemente, me atrevería a decir "para siempre", aquí no
corre a mi juicio la caída del SsS. A un profesor a veces se lo elige, a veces
ya no. Un maestro es un Padre al que hay que elegir y sostener aún cuando se le
ocurre roncar. Todo esto es obvio que es fantasmático, para cada sujeto.
(Nunca olvidemos que "padre", "madre", "hijo" son
todos significantes, por eso muchos sujetos enuncian que su "madre"
fue en realidad su abuela.)
Por otro
lado: yo no veo, en este ejemplo de los abuelos, paradoja alguna. Caerse es una
metáfora para el caso del ejemplo de nuestra abuelita René, pero hay que tener
en cuenta que la caída la toma: el sujeto esta tomado
por la castración. La abuela no quería caerse,
quería levantar al abuelo. Se cae por la acción de su insuficiencia sobre un
imago que se piensa completa: se cae porque se creía que podía. (Sabemos que no
es este caso porque se trata de una persona entrada en años y las caídas son
usuales, pero podríamos preguntarle también al abuelo si detrás de su caída
esconde una Demanda.)
Caer porque
el otro cae, quiere decir tratar de levantarse ambos. Ahora: cuando el sujeto
deja caído a su falo
imaginario (no se permite caer por él) entonces queda de pie, es decir:
gana su narcisismo, no su deseo. Yo no encuentro paradoja, ya que cayéndome me
trato de levantar si y solo si puedo levantar a mi otro significante, por eso
me parece valioso el ejemplo de la abuela René y le dedicamos el escrito. Quizás
te refieras, como una cuestión paradójica, al hecho que si me quedo de pie gana
mi narcisismo y si me caigo también: bueno, la castración incluye el goce; pero
como se está hablando del sostén de un Ideal aquí tenemos que incluir la figura
del Amor: si me quedo de pie ante la caída de mi otro significante;
gana más el amor a mi mismo que el amor hacia el otro. Ahora: hay una
diferencia entre quedarse -en medio de la gravedad de esa escena- discutiendo y
diciendo, por ejemplo, "te caíste por
boludo"; o si la abuela, sabiéndose impotente, hubiese llamado a
alguien para que levante a su imagen fálica.
Porque, después de todo, se trata de no caer ambos a un precipicio. Hay que
diferenciar, en todo caso, narcisismo de egoísmo. Narcisista somos todos: el
narcisismo es estructurante del sujeto; el egoísmo es: "primero yo,
después yo." o "te amo (amo tu imagen) pero más me amo yo (más
amo la mía)."
Por eso
Lacan hablará constantemente de la diferencia entre goce-fálico y significación
fálica: cuando el sujeto cruza nadando veinte horas un río (con pirañas,
vientos y barcos que lo intersectan) y luego de años se da cuenta que su vida
no tiene mucho sentido a pesar de que salió en los diarios; puede advertir que
fue todo por narcisismo absoluto; sin otro sentido más que la vanidad. Es lo
que conocemos habitualmente como "hacerlo sólo para decir que pude" o
"hacerlo para figurar". Este ejemplo es tan así que el
susodicho ni siquiera nadó con traje de neoprano, sino con una zunga porque
sólo así podría obtener el título de "nadador" al llegar a Bs. As.,
es decir: está clarísimo que "el cruce" tiene que ver con "la
nada del ser" por eso necesitó un significante que lo defina.
Si bien,
como decimos siempre, todo lo que hacemos es por narcisismo (hoy mismo un
analizante se preguntaba por qué quiere escribir y por qué no escribe, y
obviamente las dos cosas es por lo mismo: por narcisismo), no es lo mismo nadar
profesionalmente (respetar la Ley -de la castración- con todo lo que eso conlleva)
que cruzarse un río por pura infatuación sintomática. (Por eso un título
universitario no define el modo en que me posiciono con un oficio: quiero
decir: si tener título de abogado no quiere decir que labure de abogado -y viceversa-.
Que el título sirva para que el naif sujeto se la crea, eso es otra milonga. Lo
mismo que pensar que el título de "padre" es ya un sine qua non para
ser padre.) Si ese sujeto "nada-dor",
en ese momento, se hubiese preguntado -por ejemplo- ¿para qué? (y hoy se
analiza que fue porque con eso sostenía un Ideal: ser él el Ideal de su
familia, que logró unir, algo así como: "todos se unieron cuando yo uní
las dos costas") quizás también hubiese pagado con un costo menor el
riesgo de esa operación fantasmática. Porque, aparte de la infatuación
coloraria a cuenta, es obvio que los analistas luchamos contra la pulsión de
muerte que perturba al analizante y, por ende, no es lo mismo
"habilitar" el deseo de ser escritor o nadador profesional, que
"habilitar" un goce mortífero. Con criterios muchos más realistas,
un sujeto también podría querer robar para darle de comer a sus hijos.
Es decir que
la pregunta que siempre se impone, inclinando el Espejo Plano -aunque se
produzca un poco de angustia- es qué Ideal sostengo con eso que creo ser y
hacer; y a qué precio. Porque, no está de más decirlo, en la vida todo se
paga: uno siempre se castra. El tema es perder para ganar y no perder para
perder. (Este sujeto unió a su familia con un riesgo muy grande; y hoy
otra vez encuentra que su vida no tiene sentido. Eso sí: ahora está un listing
y figura como el "nadador" que cruzó el Río de La Plata. Pero desde el psicoanálisis se sabe que esa hazaña no se hace por amor al deporte -de hecho el susodicho no es deportista sino mecánico-, sino por amor a sí mismo.)
Saludos! map.
ARTE:
Pérez Celis