Lacan y la ingenuidad Piagetiana
Los senderos por los que este año me encamino pasan por cierta evocación de lo que
Piaget llama "lenguaje egocéntrico". Como el mismo reconoce —lo ha escrito, no lo estoy
interpretando— , su idea del egocentrismo de cierto discurso infantil parte de esta
suposición: cree haber demostrado que los niños no se comprenden entre ellos, que
hablan para s ímismos.—
No diré que el mundo de suposiciones que esto encubre sea insondable; podemos
concretar la mayor de ellas, y se trata de una suposición excesivamente difundida: la de
que la palabra está hecha para comunicar. Esto no es cierto. Si Piaget no puede
comprender esa suerte de "gap", aunque sin embargo él mismo lo señale, en verdad éste
es el interés de la lectura de sus trabajos. Les suplico que, vuelva o no yo a ellos, se
apoderen de Lenguaje y pensamiento en el niño, que en resumidas cuentas es un libro
admirable; en todo momento ilustra cuántos hechos recoge Piaget en esa marcha
aberrante en su principio y demostrativa de algo muy diferente de lo que él piensa;
naturalmente, como está lejos de ser un tonto, ocurre que sus propias observaciones
siguenestamisma vía, en todo caso, por ejemplo, el problema de saber por qué ese
lenguaje del sujeto está destinado esencialmente a él y jamás se produce en grupo.
Les ruego que lean esas páginas porque no puedo examinarlas con ustedes, pero a cada
instante verán como se desliza su pensamiento, como se adhiere a una posición que
justamente vela el fenómeno, por otra parte muy claramente manifestado; lo esencial es
esto: que otra cosa es decir que la palabra tiene esencialmente el efecto de comunicar,
mientras que el efecto de la palabra, el efecto del significante es hacer surgir en el sujeto
la dimensión del significado, esencialmente.
Se nos pinta la relación con el otro como la clave, bajo el nombre de socialización del
lenguaje, clave del punto de viraje entre lenguaje egocéntrico y lenguaje acabado; ese
punto de viraje no es, en su función, un punto de efecto, de impacto efectivo; es
denominable como deseo de comunicar. Además, puesto que ese deseo queda
defraudado en Piaget — la cosa es sensible— , toda su pedagogía viene a levantar sus
aparatos y sus espectros, en suma bastante afectados. Si el niño se le aparece como
comprendiéndolo sólo a medias, él agrega: "Ni siquiera se comprenden entre ellos". Pero,
¿es ésta la cuestión?
Bien se ve en su texto que no es así. Se lo ve en la manera como articula lo que él llama
comprensión entre niños. Piaget procede de este modo: comienza por tomar como ejemplo
el esquema siguiente, describiéndolo sobre una imagen que será el soporte de las
explicaciones; se trata del esquema de una canilla. Esto sería el corte de la canilla; se le
dirá al niño, tantas veces como sea preciso: "Ves aquí un tubito, — que también
llamaremos la puerta— : esta tapado, lo cual hace que el agua que hay ahí no pueda
correr para venir a salir por aquí, esto que en cierto modo llamaremos la salida, etc." aquí
tienen el esquema, por si quieren controlarlo.
Además, Piaget creyó necesario completarlo con la presencia del recipiente, el cual no
intervendrá en absoluto en los seis o nueve, siete puntos de la explicación que nos ofrece. Y quedará totalmente sorprendido por esto: el niño repite muy bien todos los términos de la
explicación que Piaget le ha dado. Ese niño le servirá como "explicador" para otro niño, al
que caprichosamente llamará "reproductor".
Sin embargo, de mi observación —no pretendo haber comprendido exhaustivamente— se desprende una cosa muy cierta: que si se trata de la canilla como causa, la explicación no estuvo bien dada al decir que su maniobra tan pronto abre y tan pronto cierra, La canilla está hecha para cerrar. Basta que alguna vez, con motivo de una huelga, ustedes no puedan saber en qué momento volverá la presión, basta esto para saber que, si la dejaron abierta, pueden producirse muchos inconvenientes, y que por lo tanto conviene que quede cerrada incluso cuando no hay presión.
Ahora bien, ¿qué cosa se destaca en la transmisión del explicador al reproductor? Algo que Piaget deplora: que el niño reproductor en apariencia no se interesa en absoluto por lo vinculado con la operación de los dedos y todo lo que le sigue. Sin embargo, el otro le ha transmitido una parte. La pérdida de comprensión le parece enorme, pero les aseguro que si leen las explicaciones enorme; pero les aseguro que si leen las explicaciones del pequeño tercero, del pequeño reproductor, del pequeño R.I.B. En el texto en cuestión, se percatarán de que precisamente pone el acento sobre dos cosas: el efecto de la canilla como algo que se cierra, y el resultado, a saber, que gracias a una canilla uno puede llenar un recipiente sin que desborde: surgimiento como tal de la dimensión de la canilla como causa. Por qué Piaget falla tanto con respecto al fenómeno que se produce, sino porque desconoce totalmente que lo que hay para un niño en una canilla como causa, son los deseos que en él provoca la canilla, a saber que, por ejemplo, la canilla le da ganas de hacer pipí o, como cada vez que uno se halla en presencia del agua, uno es en relación con ese agua un vaso comunicante, y no es casual que para hablarles de la libido haya elegido yo la metáfora de lo que sucede entre el sujeto y su imagen especular.
Si el hombre tendiera a olvidar que en presencia del agua es un vaso comunicante, allí estaría la lavativa, en la infancia de la mayoría, para recordarle que, efectivamente, lo que se produce en un niño de la edad de aquellos que Piaget nos designa, en presencia de una canilla, es el irresistible tipo de acting—out que consiste en hacer algo que ofrece los mayores riesgos de desmontarla, por medio de lo cual la canilla se encuentra una vez más en su lugar de causa, es decir, en el nivel de la dimensión fálica; pues esto necesariamente implica que la canillita es algo que puede tener relación con el plomero, que se la puede destornillar, desmontar, reemplazar ... etc.: es [menos phi] no estoy subrayando el hecho de que se omitan esos elementos de la experiencia — que además Piaget, muy informado de las cosas analíticas, no ignora— , sino que él no ve la relación de esos vínculos que nosotros llamarnos "complexuales" con toda constitución original de aquello que pretende interrogar, la función de la causa.
Si el hombre tendiera a olvidar que en presencia del agua es un vaso comunicante, allí estaría la lavativa, en la infancia de la mayoría, para recordarle que, efectivamente, lo que se produce en un niño de la edad de aquellos que Piaget nos designa, en presencia de una canilla, es el irresistible tipo de acting—out que consiste en hacer algo que ofrece los mayores riesgos de desmontarla, por medio de lo cual la canilla se encuentra una vez más en su lugar de causa, es decir, en el nivel de la dimensión fálica; pues esto necesariamente implica que la canillita es algo que puede tener relación con el plomero, que se la puede destornillar, desmontar, reemplazar ... etc.: es [menos phi] no estoy subrayando el hecho de que se omitan esos elementos de la experiencia — que además Piaget, muy informado de las cosas analíticas, no ignora— , sino que él no ve la relación de esos vínculos que nosotros llamarnos "complexuales" con toda constitución original de aquello que pretende interrogar, la función de la causa.
Jacques Lacan
Seminario X La Angustia
Clase del 12 / jun / 1963
Fragmento
ARTE:
Pinturas Naif
Ronaldo Mendes
Brasil
Michelle Valencia G.
Chile