La estafa del amor
Estimado Marcelo; agradeciendo desde ya el material de publicación -que me permitió entender por fin algunos conceptos de Lacan que hace años vengo pensando- le quería preguntar apropósito de la auto-entrevista publicada recientemente en su blog; en la parte donde comenta que el psicoanálisis es también una estafa; si se podría pensar eso en función de la transferencia, es decir: del amor; que, según entendí entonces, es una estafa también. Muchas gracias! Laura G. Mendoza.
Hola Laura. Es oportuna tu acotación porque en realidad el concepto de estafa implica muchas cuestiones. Y una de ellas es esto que mencionás sobre la transferencia. El psicoanálisis es una actividad, una praxis, muy especial: fijate que en todas las profesiones se le paga, al profesional, por un saber: sea médico, actor, mecánico o administrativo: siempre se le paga por un saber. Al analista, en cambio, se le paga por un saber pero la estafa es que en realidad el saber lo trae el analizante. El saber es pues, supuesto. Por eso la transferencia en Lacan se llama Sujeto Supuesto al Saber. Y como lo trae el analizante, y eso justamente nos diferencia de otras psicoterapias, nosotros le pedimos que hable, que diga lo que se le ocurra, que asocie, que diga boludeces... por eso Lacan decia que el psicoanálisis es la praxis de la charlatanería...
Aparte que lo estafamos desde ese punto de vista, y con esa estafa / estofa el analizante va en-tramando su objeto, conformando su nudo, a-nudando su síntoma; la transferencia, como bien acotás, es otra estafa: puesto que es el único oficio donde el amor está -DESDE EL INICIO- destinado a la pérdida, a la muerte: El analizante llega para finalizar con su dolor; el analista sabe que -si todo marcha bien- el amor terminará. Por lo tanto la estafa es doble puesto que si todo amor es narcisista; en el análisis el final está desde el inicio; cosa que en ningún vinculo amoroso eso se puede pensar: como dirá Balzac toda pasión que no se crea eterna es repugnante.
Esto, obviamente, no significa que los análisis no duren mucho tiempo e incluso el analizante retome o vuelva al análisis: formaciones de lo inconsciente siempre habrá... pero es interesante esto de la estafa puesto que incluso la neo-formación que se pretende construir en el análisis se llama Neurosis de Transferencia. Por lo tanto, como decimos siempre, lejos de apagar el síntoma, el análisis lo crea. Y sea síntoma o sinthome, el deber ético del sujeto es que el goce -narcisistico por definición- se transforme para que su sufrimiento cese.
Cuando realmente se entienda que el sujeto sufre por narcisismo, es decir: porque se la cree, se entenderá todo el problema de la Estructura y de la Castración, siempre positiva. En síntesis: el amor siempre es engañoso porque es narcisístico por definición ( ¿y qué cosa no lo es?, de allí que las sesiones que se precien de analíticas deben apuntar al YO del sujeto, a su castración, a la pérdida de goce ) pero el amor-de-transferencia es aún más engañoso; para colmo -si el deseo de analista está en acción- nunca es recíproco.
En un dispositivo siempre hay un sólo sujeto. El que paga. El que paga para producir saber. El analista es objeto o -como decía Roberto Harari- una basura-decidida: porque desde que nos comprometemos en el oficio, decidimos ser el objeto, la falta-el desecho -el residuo-, que en algún momento será aniquilado, por nuestros soberanos y fieles analizantes que otrora nos entregaron su padecer. Saludos, map.
Arte:
Pedro Perelman
Club Cultural Matienzo, Bs.As.