AutoPesquisa
¿Estamos diciendo entonces que la gente se enferma a causa de su narcisismo?
> Absolutamente,
siempre. Cuando su neurosis no le permite acceder al goce esperado,
cuando se impotentiza, cuando sus deseos se ven frustrados, cuando no
puede aceptar la Ley, el sujeto cae enfermo. La culpa -toda culpa remite
ipso facto al fantasma de incesto y parricidio- va de la mano de la
impotencia. El sujeto enferma cuando se impotentiza. La enfermedad como
tal tiene otros vericuetos: es una demanda al Otro, tiene el beneficio
del que ya hablaba Freud de ser cuidado o mimado, etc. Pero el sujeto se
enferma siempre por su narcisismo: por eso la frase de Bergman viene a
cuento: uno se enferma cuando no es feliz. ¿Y adivinen cuándo no es
feliz el sujeto? ¿Fácil no?: cuando su narcisismo toca un tope y no
puede alcanzar sus ideales, hacer lo que desea. Cuando se enfrenta con
el no-poder (ser el falo). Cuando advierte que no es TodoPoderoso... El
capitalismo lleva a que los artilugios que utiliza el sujeto para el
engaño narcisístico sean cada vez más numerosos: ya no hay sólo coches
de cien mil dólares; sino aviones privados o cosméticos o cirujías
estéticas: siempre el imaginario está en juego: narcisismo quiere decir
imagen. Amor a sí mismo quiere decir: amo mi imagen tal cual creo que el
Otro me ve, amandóme asi: siendo su falito. Si uno no acepta que ser el
falo todo el tiempo es imposible (y aparte agotador!), tampoco acepta
que la Madre es propiedad de otro Hombre: del Padre. Es decir: no acepta
que instalarse en la cultura va de la mano de algo que está prohibido:
el incesto. Es decir, no acepta el corte, no acepta la Ley.
.
.
¿Suena como que el análisis lleva a colocar al sujeto ante una Ley castratoria, represiva?
> Efectivamente
es así. Y sólo quienes se analizan
pueden entenderlo... porque la gente
en general cree que el análisis hace que el sujeto despilfarre goce por
doquier... Si bien es cierto que un sujeto analizado comienza a escuchar
su deseo de otro modo; el análisis siempre va a apuntar a acotar el
goce; y para eso es necesario la castración del narcisismo. Obviamente,
habilitando otros goces menos mortíferos, ya que nadie -como siempre
decimos- deja un goce por nada. Pero no es lo mismo la pulsión oral
fumándome cien cigarrillos por día, que dando una charla o interpretando
música. Los cantantes saben bien cuando la pulsión oral pasa de la
cosquilla a la parrila: la disfonía o los dolores de garganta que
padecen a veces hablan de que el guante de la pulsión se ha dado vuelta y
ha comenzado un tour en contra del sujeto. Ahi se juega obviamente el
fantasma masoquista -culpa mediante- que siempre intentará abastecerse
de goce. Por eso Freud descubre que al sujeto no le es fácil ir hacia el
camino del placer; en ese camino encuentra la barrera del goce. Se
desvía. La función del análisis ronda en torno a ese desvío... No nos
tiene que asustar escuchar que, en definitiva, el analista debe operar
con la Ley, reprimiendo... ¿No ha enunciado acaso Freud que las
histéricas SUFREN de reminiscencias? Reminiscencias son Recuerdos. Por
lo tanto sufren de recuerdos. Por lo tanto -como alguna vez lo expresó
Roberto Harari- la función del analista es que el analizante pueda
olvidar, no recordar. Y olvidar es reprimir.
map