Suturar la Falla / Complicidad: Amor y Silencio









La última realización de Frédéric Mermoud es del 2010 y lleva un título que aparece con precisión en las últimas escenas del film : Cómplices.  Título que ha sido traducido del francés al inglés como Socios y -a mi gusto- deja de lado la connotación mucho más violenta que tiene el concepto: Un adolescente de 19 dedicado a la prostitución masculina (quien afirma no tener problemas en ser pasivo en el momento del coito pero dependiendo del dinero en cuestión) se enamora de otra adolescente que desconoce su oficio hasta entrada un poco más en la relación. 

El descubrimiento, sin embargo y a pesar de pegar con cierta conmoción, no impide que la amada se transforme en amante activa y acepte incluso participar en el oficio en cuestión.  Cuando Frédéric Mermoud le preguntó a la actriz que se enrola en este personaje, porqué creía que Rebecca aceptaba incluso activamente la demanda de Vincent, ella respondió : « Ella no sabe en qué se mete, solo sabe que está enamorada. Y en el fondo cree que, acompañándolo, mantendrá el amor. Más adelante, hasta pueda cambiarle los hábitos. Es una convicción femenina. »  

Cambiar los hábitos parece un mecanismo común en los avatares humanos. Alguien conoce a otro alguien y ya de pronto busca cambiarlo. Lo paradójico puede ser que uno se enamora de aquello que después busca cambiar.

La obra tiene a dos personajes paralelos –los policías- que anudan lo que desde el principio queda claro : la falla en la Metáfora Paterna. Ambos policías metaforizan sin duda –y esto es bien claro en la coda del film- la versión de los Padres.  Sin embargo es precisamente el policía varón (el teniente Hervè) quien sutura esa falla.  Cuando se intercambian las miradas entre él y Rebecca (y esto después del doloroso camino que lleva a encontrar las pistas para aclarar el thriller policial) es cuando el lector-espectador percibe el ancla que permite dar la puntada significante en la cadena del discurso. 

Esa puntada –que Lacan llamará, y no sin razón en el Seminario sobre las psicosis- punto de almohadillado- ; se vincula con los ideales y deseos en el triángulo que ha quedado construido entre ellos y la otra mujer policia.  Ya que no sólo se trata de una sutura que amortigue y que permita el deslizamiento del sujeto (hay un hijo por venir en el medio de esta cuestión), sino que se trata de un dilema ético que los hace –a los tres- cómplices del mismo deseo.

La película estrenada hoy jueves de junio del 2012 en Buenos Aires, llega con retraso ; no así los temas que siguen tan vigentes como cuando fueron guionados : el mundillo del chat con sus avatares histéricos e imaginarios; la multivariabilidad de los fetiches sexuales ; las ambivalencias y juegos eróticos de los sujetos ; y –por supuesto- el eje de esta historia que le pone el marco poético que es obviamente el discurso amoroso. Un texto simple, un film que se deja ver sin caer en obviedades, y un casting adecuado al estilo francés que ya sabemos cómo suele exhibirse. En definitiva: un amor trasladado a un silencio, que lo llora.

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Ref.: Cómplices / dir.: Frédéric Mermoud
Francia / Suiza 2010 / Guión: F. Mermoud & P. Arnold

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