Dos Mundos
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La sustracción del contenido de la representación es condición de la existencia de la pulsión en el lugar donde deja de ser estímulo somático porque lo que comanda es el efecto de sustracción de la representación que da forma al inconsciente en la represión originaria.
Atravesar este lugar entre soma y psiquis produce siempre la creencia errónea que el salto epistemológico puede realizarse y constituir el Uno del saber de lo real. El axioma que dice de la pulsión como límite entre lo somático y lo psíquico debe considerarse como barrera infranqueable pero tambien como suposición erronea de alcanzar ese Uno. (7)
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En ese error de la estructura entre soma y psiquis se encuentra la pulsión signando la relación al cuerpo. El cuerpo es como el río de nuestro bien amado Heráclito. Digamos que no se trata del mismo cuerpo que aún no ha descubierto el colesterol que aquel de la Sinvastatina que produce otro cuerpo en el que ese valor de colesterol se ha reducido produciendo millonarias ganancias a los laboratorios medicinales.
Sin ánimo de descreer que existe un verdadero efecto del farmaco, si el cuerpo se produce ligado a la ciencia que forcluye al sujeto, no habrá que olvidar el sentido que da existencia al cuerpo, ligado a una modificación permanente en el que siempre se inscribe un error. Y lo que en principios del siglo XX fue conversivo y hoy tal vez con la resonancia magnética sea esclerosis múltiple, mañana quizás podrá adquirir otra dimensión en sentido inverso.
¿Gana la ciencia? ¡Quién lo duda! Sólo los analistas somos quienes podemos decir del movimiento que es posible operar en lo reductible de la creencia. Lo reductible de la creencia es porque la pulsión existe. Si esto no fuera así iríamos al médico y bien podría decirnos: “¡mi amigo, usted anda muy mal de la bilis negra!”.
No hay más opción que aquella que supone un error en la estructura, en la que asienta su movimiento la pulsión. Entre el registro de lo real y lo imginario J. Lacan describe lo que denomina como agujero verdadero en su Seminario R.S.I. Esto quita la afirmación de la verdad que descubre el inconsciente del campo de lo verdadero para quedar en cambio sujeta, como se entrelaza lo simbólico con lo imaginario y lo real, en un fuera. Todos sabemos que esto es falsus ya que no hay fuera que también no sea dentro. (10)
Pero que exista un fuera debe ser sostenido por el discurso de uso corriente que el psicoanalista en el inicio de la transferencia debe aceptar, para sostener el sentido del síntoma que primero debe ser desplegado. Que cada sujeto en transferencia deba apropiarse de este fuera a la manera de un falsus como caído en el recorte de su existencia, aleja al psicoanalista de alguna moral en la que puede verse mezclado creyendo que el goce es siempre algo malo y que cada tiempo es peor.
Daniel Paola
La Pulsión no es la llave.
En: Cuadernos Sigmund Freud. Nro 24.
Septiembre 2005. EFBA.
7. Jacques Lacán: Seminario R.S.I., inédito, clase del 21/1/75 de R.S.I. J. Lacán despliega claramente la diferencia entre el Uno del significante y el Uno de sentido. No existe el Uno de lo real, aunque da a suponer que en cambio decir Uno en lo real es llevar la verdad al saber del inconsciente con la interpretación.
10.Jacques Lacán: Seminario R.S.I., inédito, clase del 11/3/75. Decir agujero verdadero entre real e imaginario se desprende de la clase del 11/3/75 perteneciente a R.S.I..
Arte:
Beto Martínez
Dos Mundos
betomartinez.blogspot.com