Amar & El Gusto de una Obra

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¿Qué es lo que no se aprende en psicología? ¿Cuál es la única cosa que no se enseña cuando uno se destina al oficio de psicólogo? No se enseña la ética. Es la única cosa que no se enseña jamás. La gente no sabe lo que es un secreto, no saben lo que es la diferencia entre escribir una cosa y decirla. No se les enseña a respetar la palabra de un niño, a considerar que los niños son personas. Y que de lo que se trata es de lo que los niños y los bebés dicen y no las interpretaciones ya hechas y la semiología psicológica que nos va a permitir comprender lo que ellos tendrían en la cabeza.

Hay toda una serie de reglas en el psicoanálisis, reglas no escritas, pero que permiten la regla fundamental. Si esas reglas existen, es porque ellas son el fundamento de una ética extremadamente rigurosa y lo que hace la diferencia entre psicoanálisis y psicoterapia, es esta dimensión de una ética. Un psicoanalista no puede, no debería, para permanecer como psicoanalista, hacer cualquier cosa ; no todas las jugadas le son permitidas, no puede decir cosas sin tener en cuenta de los tiempos, por ejemplo. La ética es el tiempo.

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Por otra parte, el nombre “psicoanalista”, ese no tiene ninguna duda, no puede ser un título universal. Se lo constata, hay tal psicoanalista y tal psicoanalista y tal psicoanalista, como hay tal escritor y tal escritor… Porque es otra forma de arte, el hecho de participar de a dos, entre analizante y analista, en la puesta en camino de un nuevo, y siempre nuevo, psicoanálisis. De allí resulta que no puede sino percibirse, a-posteriori, que se ha creado un psicoanalista, a partir de la situación del síntoma,  como se hubiera podido crear una obra y obtener que la misma tenga éxito. Pero, finalmente, ¿qué es lo que hace el psicoanalista? Él hace de escritor público, permitiendo a cualquiera escribir ‘el libro que tiene uno en sí mismo‘. ¿Quién hablaba así? Era Proust quien lo afirmaba en alguna parte, ¿no es así? Que cada uno tiene en sí un libro y que es preciso ponerse a la escucha de ese libro para que venga a la pluma.

Un psicoanalista no hace otra cosa más que dar a cada uno el gusto de la obra. Es decir que estamos en una época en la que la gente trabaja enormemente, pero trabajan, trabajan en un trabajo que cada vez tiene menos sentido, porque es cada vez más recortado.  Mientras que el hecho de tener una obra en vista, es la única cosa que puede interesar, y decirse que uno participa en una obra, es indispensable para llegar a trabajar bien. Si se trabaja únicamente para ganar vacaciones y para jubilarse lo más pronto posible, eso no vale la pena.

Creo que los pedidos de psicoanálisis que nos llegan cada vez más a menudo, son los pedidos de gente que se siente excluida por su trabajo o que no creen más en la participación social, que no quiere inscribirse más en una sociedad alienante y explotadora, y que nos piden comenzar al menos hacer la obra de sí mismos. Si ellos llegan a escribir sus historias, la historia que portan en sí, llegarán a reanudar con la obra y a volver a dar sentido a su trabajo. No es por nada que Freud proponía : “Amar y trabajar” como los fines últimos de la cura. Pero trabajar, no es la buena palabra. Es preciso que el trabajo no sea únicamente el trabajo que permita ganar dinero y adaptarse a la sociedad, sino un trabajo que dé el gusto de la obra. Yo opongo de una manera bien distinta, como lo hace por otra parte Hannah Arent, trabajo y obra. Lo que se nos pide, es volver a dar el gusto de una obra.
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Jacques Nassif
Extracto de entrevista de Alessandra Guerra
Traducción: Ricardo Díaz Romero
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Arte:
Vito Campanella
Fantasías Lúdicas
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