Castración: recorrido inevitable

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El mar 21-jun-11, Marcelo Martinez escribió:
Asunto: El antónimo de amor es miedo...
Para: "Marcelo Augusto Pérez" psicocorreo@yahoo.com.ar

Hola Marcelo,

¿Cómo está? Le escribo porque leí su nota en su blog sobre el antónimo de amor es el miedo, pero no sé si creer que el antónimo de amor es realmente el miedo y no el odio, lo que pasa que no es un antónimo "perfecto" por así decirlo, puesto que hay algo de amor en el odio y algo de odio en el amor... y digo lo anterior puesto que ud tocó un tema importante, el de la imagen, el estadío del espejo, cuando el niño se enfrenta a la imagen estatuaria, al otro (a), justamente es este estadío lleno de ambivalencia, el amor y el odio están presentes: por un lado el niño ama la imagen completa del otro y trata de contener su atomización o simbolizar lo real de su cuerpo identificándose con este otro en cuestión, pero al mismo tiempo se odia al otro y se le agrede por esto mismo, porque no permite al sujeto tomar la completud, ser finalmente un todo, asi que aqui convergen el odio y la agresión con el amor, aunq este es narcisista, pero por otro lado habría que preguntarse: ¿Qué amor no es narcisista? Por otro lado esta el Otro y el otro, si entramos con un otro hay agresión, si se entra con el Otro hay amor, son polos opuestos, si hay un Otro hay ligazón afectiva a él, pero si esa ligazón es comprometida el Otro pasa a ser otro y sucede lo que pasa en el estadío: sigue la identificación y por lo tanto la agresión. Son polos opuestos. Ahora, ud habla del miedo, miedo a la castración, "miedo es sinónimo de no-castración", en todo caso, pienso que el miedo está detrás tanto del odio como del amor, la no-castración origina a ambos, por lo dicho anteriormente, además en el amor no hay acaso una falización, si se puede decir, del otro, es lo que me complementaria y completaría y por lo tanto no habría falta, no sé, tal vez este muy equivocado pero si es así, el miedo no seria antónimo de ninguno de los dos, sino que serían el origen COMÚN de ambos, puesto que el odio y el amor estarían al servicio de velar esa misma castración.

Un fuerte abrazo, Marcelo Martinez Cuevas.
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Hola tocayo: estoy de acuerdo en lo que decìs... salvo con dos acotaciones:


1- Mi posteo se referìa simplemente a hacer un paralelo a partir de la frase que escuché, no era mi intenciòn entrar en cuestiones demasido técnicas sino simplemente rondar esa frase que había escuchado. Aún con los riesgos de -muchas veces- decir de más o de menos.

2- No estoy de acuerdo con el final de tu mail donde expresás que el miedo es origen común de amor y odio. Primero tenemos el amor -del Otro que castra su goce para proceder a la significaciòn fálica-; después tenemos la cuestiòn del Estadio y lo especular con su agresividad concomitante. Para muchos -Freud lo postula en Pulsiones y sus Vicisitudes- el odio es primero que el amor porque tiene que ver con el corte.

Ceo -como vos- que amor y odio son las dos caras de la misma moneda. Y son, como lo proclamó Lacan, dos de las tres pasiones del sujeto. La tercera, como se sabe, es la ignorancia.

Ahora, en relación con el miedo; creo que -como te dije up supra- sólo traté de relacionar con la frase que había escuchado.

Creo que el miedo es no-castraciòn porque -justamente- aparece por falla en la metáfora paterna, por falla en la castraciòn que hay que entender -clínica y teóricamente- de modo positivo. Esta es la vuelta que da Lacan con respecto a Freud en funciòn del operador de la castraciòn. Como vos decìs, es un tema que lleva a confusiones porque hay mucha mezcla. Porque si nos ponemos muy freudianos, la castraciòn es miedo-a-la-castraciòn; sin embargo clínica y lacanianamente, la castraciòn quiere decir aceptar una falta. No es miedo sino renuncia. Por eso Lacan la co-relaciona con la Privaciòn y la Frustraciòn. Y, en el Seminario III, la define como "perder para ganar".  El sujeto cree que nunca se castra y es exactamente al revés: siempre se castra.  A veces esa castraciòn no coincide con la direcciòn de su deseo, porque se juegan los mecanismos yoicos defensivos que, como sabemos, enceguece o ensordece al sujeto. Es decir: a veces solemos castrarnos por amor a sí mismo: gana el Yo. Es decir, la imagen que creemos que -vía el Otro- nos sostiene.  Pero siempre nos castramos.

Abrazo, marcelo.-

PD:  "Aristóteles saca muy bien sus consecuencias al enunciar que, al fin de cuentas, para Empèdocles, Dios era el más ignorante de todos los seres por no conocer el odio. Mas tarde los cristianos transformaron esto en diluvios de amor. Si Dios no conoce el odio, para Empèdocles es clarísimo que sabe menos que los mortales. Así podrìa decirse que mientras más se preste el hombre a que la mujer lo confunda con Dios, o sea, con lo que ella goza, menos odia (hait), menos es (est) /.../ y como no hay, despuès de todo, amor sin odio, menos ama."

J.Lacan, Seminario XX
Cap.: Una carta de almor.


 






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