el destino...
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Que apreciarán los más lerdos;
El destino no hace acuerdos
Y nadie se lo reproche-
Ya estoy viendo que esta noche
Vienen del Sur los recuerdos
Velay, señores, la historia
De los hermanos Iberra,
Hombres de amor y de guerra
Y en el peligro primeros,
La flor de los cuchilleros
Y ahora los tapa la tierra
Suelen al hombre perder
La soberbia o la codicia;
También el coraje envicia
A quien le da la noche y día-
El que era menor debía
Más muertes a la justicia.
Cuando Juan Iberra vio
Que el menor lo aventajaba,
La paciencia se le acaba
Y le armó no sé qué lazo-
Le dio muerte de un balazo,
Allá por la Costa Brava.
Sin demora y sin apuro
Lo fue tendiendo en la vía
Para que el tren lo pisara.
El tren lo dejó sin cara,
Que es lo que el mayor quería.
Así de manera fiel
Conté la historia hasta el fin;
Es la historia de Caín
Que sigue matando a Abel."
Así nos lo dice nuestro gran poeta Jorge Luis Borges, y yo digo, es así? o es así pero no es todo así. Porque así es un destino inexorable, solo nos queda tirarnos piedras unos a otros.
Isidoro Vegh
De un Destino, a un estilo
Trabajo presentado en las Novenas Jornadas Platenses de Psicología.
El padecer y su destino. Diferentes intervenciones.
Colegio de Abogados de Mar del Plata.1994.
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Dios no es más que una forma de nombrar el Otro que está en el inicio de nuestro camino. También la pulsión se gesta en el campo del Otro, también la pulsión se anuda como destino inexorable no por un mandato natural sino por una red que se gesta en el campo divino del Otro. Divino por lo que nos enseña la otra leyenda, la de la Torre de Babel, es divino en tanto al sujeto se le aparece con los poderes de los que él carece. Decimos entonces que la sujeción al destino es la sujeción a un goce.
Es el ejercicio de su pérdida el que nos permite un doble encuentro de la verdad en tanto esta apunta a lo real. La primera: liberase de lo demoníaco de un destino, de lo trágico de un destino, es pagar un precio: la pérdida del goce que nos aparta del instrumento que podría hacernos ir más allá de ese mandato trágico.
La segunda, les voy pedir que me acompañen en un pequeño recorrido. Se dice así en un poema que se titula "Milonga de los hermanos", es un texto de Borges de la serie "Para las seis cuerdas", dice así:
(...)
"Venga una historia de ayerQue apreciarán los más lerdos;
El destino no hace acuerdos
Y nadie se lo reproche-
Ya estoy viendo que esta noche
Vienen del Sur los recuerdos
Velay, señores, la historia
De los hermanos Iberra,
Hombres de amor y de guerra
Y en el peligro primeros,
La flor de los cuchilleros
Y ahora los tapa la tierra
Suelen al hombre perder
La soberbia o la codicia;
También el coraje envicia
A quien le da la noche y día-
El que era menor debía
Más muertes a la justicia.
Cuando Juan Iberra vio
Que el menor lo aventajaba,
La paciencia se le acaba
Y le armó no sé qué lazo-
Le dio muerte de un balazo,
Allá por la Costa Brava.
Sin demora y sin apuro
Lo fue tendiendo en la vía
Para que el tren lo pisara.
El tren lo dejó sin cara,
Que es lo que el mayor quería.
Así de manera fiel
Conté la historia hasta el fin;
Es la historia de Caín
Que sigue matando a Abel."
Así nos lo dice nuestro gran poeta Jorge Luis Borges, y yo digo, es así? o es así pero no es todo así. Porque así es un destino inexorable, solo nos queda tirarnos piedras unos a otros.
Isidoro Vegh
De un Destino, a un estilo
Trabajo presentado en las Novenas Jornadas Platenses de Psicología.
El padecer y su destino. Diferentes intervenciones.
Colegio de Abogados de Mar del Plata.1994.
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