A quien ayer no tuvo y hoy sueña...
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¿Y cómo no vas a ser mi héroe?
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(De pronto caigo en la cuenta: de aquellas personas de las que me alejé
quizás fue por no poder dominar mi narcisismo; pero hoy ni siquiera me interroga saber de ellas –justamente- porque no las considero mis héroes.) Personas pasivas ante el materialismo, pasivas ante la pasión que se les escapa, pasivas contra el infortunio de unos padres gozadores; pasivas ante el dolor de dejar algo por un pedacito de felicidad… No héroes de batallas -sin próceres ni víctimas-, pero a pesar del riesgo; héroes a pesar de que algo siempre se perderá, héroes a pesar de todo…
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Y vos… cuyo padre no pudo abrazarte ni te enseñó a ser prudente; o cuya madre te comió para su apetito; o cuyos hermanos te consideran la ovejita-negra; o cuya ciudad natal te invade de tedio y frustración; vos… Ahí: defendiéndote con guantes de hierro, luchando contra la gota de la noche helada en una pensión oscura; tratando de confirmar en cualquier espejo si realmente vales y puedes quererte… Vos: a pesar de que el Otro –depresivo o compulsivo, llorón o verborrágico, incontinente o impotente- te excluyó de los sueños; te negó las nubes y los girasoles; te avasalló con normas y estadísticas; te escupió los clavos de tu cruz mortífera; te agujereó las venas con semen podrido; así: excluido, negado, avasallado, escupido, agujereado… así –todavía- persistes en continuar activo; en iluminar una cena con una vela de aliento, en remontar un barrilete de esperanza, en alimentar de futuro a las palomas de tu patio, en cocinar un guisado con los aromas de tu huerta… así persistes –aún- en enarbolar ese verbo utópico: creer. Y sigues creyendo.
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¿Y entonces, cómo no vas a ser mi héroe?
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(De pronto caigo en la cuenta: de aquellas personas de las que me alejé
quizás fue por no poder dominar mi narcisismo; pero hoy ni siquiera me interroga saber de ellas –justamente- porque no las considero mis héroes.) Personas pasivas ante el materialismo, pasivas ante la pasión que se les escapa, pasivas contra el infortunio de unos padres gozadores; pasivas ante el dolor de dejar algo por un pedacito de felicidad… No héroes de batallas -sin próceres ni víctimas-, pero a pesar del riesgo; héroes a pesar de que algo siempre se perderá, héroes a pesar de todo…
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Y vos… cuyo padre no pudo abrazarte ni te enseñó a ser prudente; o cuya madre te comió para su apetito; o cuyos hermanos te consideran la ovejita-negra; o cuya ciudad natal te invade de tedio y frustración; vos… Ahí: defendiéndote con guantes de hierro, luchando contra la gota de la noche helada en una pensión oscura; tratando de confirmar en cualquier espejo si realmente vales y puedes quererte… Vos: a pesar de que el Otro –depresivo o compulsivo, llorón o verborrágico, incontinente o impotente- te excluyó de los sueños; te negó las nubes y los girasoles; te avasalló con normas y estadísticas; te escupió los clavos de tu cruz mortífera; te agujereó las venas con semen podrido; así: excluido, negado, avasallado, escupido, agujereado… así –todavía- persistes en continuar activo; en iluminar una cena con una vela de aliento, en remontar un barrilete de esperanza, en alimentar de futuro a las palomas de tu patio, en cocinar un guisado con los aromas de tu huerta… así persistes –aún- en enarbolar ese verbo utópico: creer. Y sigues creyendo.
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¿Y entonces, cómo no vas a ser mi héroe?
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Arte:
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