Lo que no hay: Amor sin Odio

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Aristóteles saca muy bien sus consecuencias al enunciar que, al fin de cuentas, para Empèdocles, Dios era el más ignorante de todos los seres por no conocer el odio. Mas tarde los cristianos transformaron esto en diluvios de amor. Si Dios no conoce el odio, para Empèdocles es clarísimo que sabe menos que los mortales. Así podrìa decirse que mientras más se preste el hombre a que la mujer lo confunda con Dios, o sea, con lo que ella goza, menos odia (hait), menos es (est) /.../ y como no hay, despuès de todo, amor sin odio, menos ama.
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Jacques Lacan
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Seminario XX : Aún.
Una carta de almor.
-1973-
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