Discurso Amoroso



Amar y estar enamorado tienen relaciones difíciles: puesto que, si es verdad que estar enomorado no se parece a ninguna otra cosa (una gota de estar enomorado diluida en una vaga relación amistosa la colorea vivamente, la hace incomparable (...) ), es verdad también que en el estar enamorado existe el amar: quiero asir ferozmente, pero también sé dar activamente.¿Quién puede, pues, lograr esta dialéctica? ¿Quién, si no la mujer, aquélla que no se dirige hacia ningún objeto (solamente hacia... la ofrenda)? Si por consiguiente el enamorado llega a "amar" es en la medida misma que se feminiza, en que se une a la clase de las grandes Enamoradas, de las Suficientemente Buenas.


Históricamente, el discurso de la ausencian lo pronuncia la Mujer: la Mujer es sedentaria, el Hombre es cazador, viajero; la Mujer es fiel (espera), el Hombre es rondador (navega, rúa).Es la Mujer quien da forma a la ausencia, quien elabora su ficción, puesto que tiene el tiempo para ello; teje y canta; las Hilanderas, los Cantos de tejedoras dicen a la vez la inmobilidad (por el ronroneo del Torno de hilar) y la ausencia (a lo lejos, ritmos de viaje, marejadas, cabalgatas).Se sigue de ello que en todo hombre que dice la ausencia del otro, lo femenino se declara:este hombre que espera y que sufre, está milagrosamente feminizado.Un hombre no está feminizado porque sea invertido, sino por estar enamorado.
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.ROLAND BARTHES; Fragmentos de un Discurso Amoroso; Caps. Gradiva & El Ausente

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